El secretario aliado de la agroindustria

Pie de Página – 8 julio, 2024

Victor Villalobos, titular de la Sader, participa en la conferencia mañanera. Foto: Daniel Augusto / Archivo Cuartoscuro

A pesar de que varios actores, incluída la presidencia, buscaron prohibir el uso de tecnologías agroindustriales peligrosas como el maíz transgénico y el glifosato, no se logró del todo, principalmente por aliados de la agroindustria al interior del gobierno

Texto: Arturo Contreras Camero – Foto: Daniel Augusto / Archivo Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.- La prohibición del uso del glifosato, un herbicida asociado con el cáncer, es uno de los pendientes de la administración que deja el presidente López Obrador. A pesar de que durante el sexenio hubo la intención y se emitieron un par de decretos que lo prohibieron al menos por un lapso, al interior del gobierno hubo actores que históricamente han apoyado el uso de ese agrotóxico producido por la farmacéutica más grande del mundo: Bayer, dueña de Monsanto, la empresa agroindustrial más importante del mundo.

En México, desde 2020 se implementó un decreto presidencial para detener gradualmente la importación del glifosato, mismo que fue ratificado en 2023, con lo que que ese año no se importara glifosato; hoy su importación podría reanudarse.

Antes del decreto en México, diversos países abrieron juicios y consultas para determinar si prohibían o no el uso del agrotóxico. Varios países de la Unión Europea como Alemania, Francia, España e Italia, resolvieron autorizar su uso por los siguientes diez años, en tanto no haya un compuesto que lo sustituya. 

Como han denunciado organizaciones de la sociedad civil desde 2020, Víctor Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, ha trabajado con personajes clave en corporaciones trasnacionales que cabildean lo mismo en el congreso mexicano que en tribunales estadunidenses para imponer el consumo de organismos genéticamente modificados, como el maíz transgénico, que depende profundamente del uso del glifosato.

Un campesino revisa su plantación de maíz en el sureño estado de Guerrero. El grano es la estrella de la dieta básica en México, consumido en diferentes modalidades. Foto: Sader

Las enseñanzas de la biotecnología
Villalobos Arámbula, quien no ha dejado los puestos en la secretaría agraria desde que llegó a tabajar en la administración Federal al menos desde 1998, se formó como Ingeniero Agrónomo en la entonces Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, hoy Universidad y como maestro en Ciencias Genéticas en el Colegio de Posgraduados de esa misma casa. A principios de la década de los 80 estudió un doctorado en Morfogénesis vegetal en la Universidad de Calgary, en Canadá.

A su regreso dirigió el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de Irapuato, donde pudo supervisar e impulsar las investigaciones de Luis Rafael Herrera Estrella y Francisco Bolívar Zapata, cuyas investigaciones sobre organismos genéticamente modificados y transgénicos han sido claves en el desarrollo de estas tecnologías en México.

Desde la dirección del Cinvestav creó una relación profunda con poderosos empresarios agrónomos, como Javier Usabiaga, conocido en Guanajuato como “El rey del ajo” y quien fungió como secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación en el gobierno de vicente de Fox. O con Alfonso Romo, el zar de la biotecnología, campeón de las industrias y coordinador de la Oficina de la Presidencia de López Obrador de 2019 a 2023

Un consultor agroindustrial
A partir de su relación con personajes como Usabiaga y Romo, Víctor Villalobos empezó a tomar relevancia. Primero como asesor independiente del gobierno Federal, y eventualmente como subsecretario. Durante la administración de Zedillo ocupó la Subsecretaría de Recursos Naturales, bajo la dirección de Julia Carabias, hoy señalada de otorgar permisos a la empresa Vulcan Materials para explotar una mina de materiales pétreos en medio de las selvas de Quintana Roo.

Fue en ese periodo, en 1998, cuando se le nombra como titular de la Comisión Intersecretarial de Organismos Genéticamente Modificados, donde tuvo un papel decisivo en establecer criterios en el uso de Organismos Genéticamente Modificados, que incluso influyeron en la creación de la primera Ley de Bioseguridad de México, conocida como ley Monsanto-Villalobos.

Dicha ley, según resume Silvia Ribeiro, que desde hace más de 25 años ha documentado los impactos sociales de las tecnologías genéticas de la agroindustria, niega el principio de precaución. Es decir, que ante el alto impacto que pudiera tener su uso en las cadenas, se debería suspender su uso en tanto no se demuestre que son inofensivos. La ley tampoco prevé consultas públicas sobre el uso de este tipo de tecnologías y exime a las grandes empresas de los daños que puedan provocar

Posteriormente, en el sexenio de Vicente Fox, Víctor Villalobos pasó de la Secretaría de Medio Ambiente a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que había quedado en manos de Javier Usabiaga. Al interior de esa dependencia fungió como subsecretario de Agricultura y Ganadería.

Experto internacional
Además de los cargos en México, Víctor Villalobos fue dos veces directivo del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, el IICA, el brazo agropecuario de la Organización de Estados Americanos (OEA). Desde este organismo se promueve el uso de producción y comercialización de productos transgénicos en todo el continente.

El IICA es una institución creada hace 82 años, cuyos orígenes se remontan a tiempos anteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos aplicó su tecnología agrícola para la producción de caucho en islas del Pacifico y para su industria armamentista. Posteriormente, desde el imperio se buscó aplicar este tipo de programas de colonización de cultivos por toda América, por lo que crearon el Instituto.

Con la creación de la OEA (en 1948), el IICA se convirtió en el organismo especializado en agricultura del Sistema Interamericano, del que también forma parte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Durante los 60, se vuelve una plataforma de la Alianza para el Progreso que se encargó de llevar a toda América Latina la “Revolución Verde”, una serie de investigaciones y desarrollos tecnológicos que buscaba aumentar la producción mundial de alimentos a través del uso de semillas transgénicas.

Después de la aprobación de la Ley de Bioseguridad, la Ley Monsanto fue aprobada. Posteriormente, el Gobierno de México impulsó la candidatura de Villalobos a la dirección del IICA, con miras de consolidar los avances en materia de cooperación hemisférica en la agricultura.

Después de los dos periodos que fungió como director del IICA, en su oficina en Costa Rica, Villalobos regresó a México para ocupar la Secretaría de Agricultura, misma que no logró prohibir el uso del glifosato en el país a pesar de ser un mandato presidencial.